jueves, 28 de junio de 2012

Análisis de algunas causas y consecuencias del Tratado de libre Comercio de América del Norte (TLCAN-NAFTA-ALENA) (Fragmento) Ponencia presentada en el Seminario Jan Patula Dobek de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa el 30 de Mayo de 2012.


Lic. Mauricio Flamenco Bacilio.
Palabra de Clío A.C.



La segunda parte de la década de 1970 ha sido entendida como el inicio de la era neoliberal en materia económica tras la crisis del Estado benefactor, principalmente en las primeras economías mundiales como Estados Unidos, Canadá, Japón o los países de la Europa Occidental. En México, el año de 1982 se considera como el primero de la era neoliberal tras la llegada a la presidencia de Miguel de la Madrid. Aunque fue durante el sexenio siguiente, el de Carlos Salinas de Gortari de 1988 a 1994,  cuando el país entró de lleno en los mecanismos regulativos del mercado mundial actual. El evento paradigmático del arribo mexicano al mercado neoliberal fue la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN en español, NAFTA por sus siglas en inglés o ALENA en francés) con Estados Unidos y Canadá en 1992. A casi dos décadas del inicio de este tratado se han mostrado algunas de sus consecuencias, algunas positivas, otras negativas y otras consideradas catastróficas. Las llamadas consecuencias catastróficas no han sido sólo para el país considerado menos fuerte en términos económicos, es decir México, sino para los otros dos.

Los orígenes del TLCAN.
El 7 de octubre de 1992 fue firmado en San Antonio Texas el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, conocido en inglés como North American Free Trade Agreement. Los firmantes de dicho tratado fueron los entonces presidentes de México y Estados Unidos Carlos Salinas de Gortari y George Bush, así como el primer ministro canadiense Brian Mulroney. Sin caer en exageraciones, se puede afirmar una tendencia conservadora entre los tres mandatarios del TLCAN. Carlos Salinas de Gortari pertenecía al Partido Revolucionario Institucional (PRI), partido oficial cuya estancia en la presidencia de México se prolongó por más de 70 años. George Bush pertenecía al partido republicano. El término republicano en el imaginario estadounidense ha sido entendido como el de la postura con mayor distanciamiento entre el Estado y los asuntos económicos, además Bush fue sucesor de otro presidente del mismo partido: Ronald Reagan, con lo cual se advierte una continuidad en los modelos políticos y económicos. Por otro lado, Brian Mulroney pertenecía al Partido Conservador Progresista de Canadá y fungió como presidente de una empresa de extracción minera, con lo cual se demuestra sus nexos con el sector empresarial de su país. Mulroney llegó a ser primer ministro de Canadá en 1984 y al año siguiente comenzó las negociaciones para un tratado de libre comercio con Estados Unidos, el cual sería firmado en 1988 y entró en vigor un año después. Dicho tratado es considerado el principal antecedente para la consolidación del TLCAN pues solamente faltaba la inclusión de México en este tipo de acuerdos. La continuidad de los acuerdos o tratados comerciales de tipo internacional entre Estados Unidos y Canadá, así como el inicio de un tratado de libre comercio entre los tres países de la región pudo darse por la propia continuidad política. Brian Mulroney pudo reelegirse como primer ministro de Canadá en 1988 con lo cual iniciaría las negociaciones del TLCAN con México durante ese periodo.
A pesar de la intención de acercar el mercado de los tres países más septentrionales del continente americano, se debe advertir una disparidad económica a partir del desarrollo histórico de los tres países. Estados Unidos comenzó su proceso de industrialización prácticamente al inicio de su Historia con la fundación de las trece colonias. Canadá fue el último de los tres países en obtener su independencia, pero tuvo un desarrollo industrial constante durante prácticamente todo el siglo XX, salvo durante algunos intervalos de crisis durante la depresión de 1929 y las dos guerras mundiales. Con el desarrollo constante aunado a una escasa población en comparación a su territorio, Canadá se convirtió a lo largo del siglo XX en una de las primeras economías del mundo, aunque en el caso del TLCAN su posición no ha sido definida. Algunos consideran a Canadá como el segundo país central del Tratado, pero otros incluso lo relegan a la periferia, dejando a Estados Unidos como el país principal del acuerdo trilateral.[1] Finalmente, México ha tenido un desarrollo industrial marcado por interrupciones y dependencias económicas externas desde su independencia en 1821 a causa de la inestabilidad política, guerras internacionales y conflictos bélicos internos. Razones como las anteriores fueron suficientes para la ausencia de inversión en México y su entendimiento como un acto de gran riesgo.[2] Asimismo, la incipiente industria mexicana se mantuvo a partir de empresas familiares, además de existir una política centralizadora, lo cual dificultaba aún más el comercio dentro del propio territorio mexicano. Lo anterior ha supuesto un atraso industrial de México, no sólo en comparación a las primeras economías mundiales, sino también un atraso con respecto a otras naciones de América Latina.[3]

Algunas de las consecuencias inmediatas del TLCAN.
Las primeras consecuencias de la firma del TLCAN no se hicieron esperar, incluso desde el momento de su negociación. En los tres países, los grupos opositores al gobierno se manifestaron en contra de las medidas consideradas de tipo neoliberal. No está de más el volver a mencionar las tendencias conservadoras de los mandatarios de México, Estados Unidos y Canadá.  Los argumentos opositores se basaban sobre todo en un cambio drástico sobre diversas estructuras: tales como la estabilidad política, el desmantelamiento de ciertas industrias en ciertos lugares, el debilitamiento o desaparición de los sindicatos e incluso la pérdida de soberanía. En algunos casos, la apelación a los sectores populares sirvió como primer rechazo al TLCAN; como primer ejemplo se menciona a Canadá:

Los partidos de izquierda tradicionalmente han estado en contra del libre comercio y de hecho, el gobierno de Ontario, que es la provincia más grande de Canadá y representa el volumen más grande del comercio canadiense declaró públicamente que se oponía al TLCAN.[4]

Otro caso a destacar en Canadá fue la llegada de Joseph Jacques Jean Chrétien como primer ministro en 1993. Al ser de ideología liberal y de origen francófono se propuso distanciar las relaciones con Estados Unidos, a pesar de enfrentar otro gran problema interno. En 1995 se realizó un referéndum para optar por la independencia de la provincia de Québec para crear una república donde el idioma dominante fuera el francés. Con la creación de un nuevo país en el área del TLCAN, el tratado pudo enfrentar un obstáculo mayor. Sin embargo el referéndum terminó con la negativa a la independencia de Québec por un margen de apenas 1 por ciento. Pero a pesar de ser oriundo de Québec, el ministro Chrétien se mantuvo en contra del movimiento separatista, pero este ejemplo podría considerarse como otra consecuencia en contra de los tratados de libre comercio en Canadá.
En el caso mexicano, quizás la primera manifestación popular de relevancia fue el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el cual estalló el primero de enero de 1994, el mismo día cuando se iniciaba la aplicación del TLCAN. Dicho movimiento intentaba reivindicar la situación y los derechos de los indígenas, especialmente en el estado de Chiapas en la parte sureste de México. Con el propósito anterior se denota un carácter implícito y a la vez simbólico de rechazo al Tratado de Libre Comercio. En el caso estadounidense, los miembros del partido demócrata se opusieron al TLCAN, así como los grupos sindícales. La protesta en contra del tratado en Estados Unidos se basaba en la mudanza de industrias locales a otros lugares donde la mano de obra fuera más barata, teniendo como consecuencia la pérdida de empleos en el sector secundario. Este tema fue el principal obstáculo para la aprobación del TLCAN en el congreso estadounidense. 

Algunas de las consecuencias posteriores del TLCAN.
En la actualidad México ha reforzado su relación con su vecino del norte como su principal socio comercial. Antes de la firma del TLCAN se estimaba un porcentaje de 60% en importaciones y exportaciones mexicanas desde y hacia los Estados Unidos. Después del tratado se estima en un 80 y hasta en un 90% de importaciones y exportaciones mexicanas para un solo país.[5] Tal dato debería ser considerado alarmante, pues al hablar de globalización se debe pensar en una apertura hacia todos los rincones del mundo, aunque en México el mundo parece haberse cerrado para dirigir prácticamente todas sus importaciones y exportaciones a su vecino de norte. De manera incongruente, los gobiernos mexicanos durante los últimos años han firmado acuerdos comerciales con diversas naciones, aunque los resultados no dejan de mostrar la dependencia en el intercambio de productos con Estados Unidos. Con la apertura comercial varias empresas e industrias locales han cerrado ante la llegada de consorcios multinacionales o transnacionales. La industria mexicana hasta entonces estaba basada en el sistema de sustitución de importaciones, el cual estaba protegido por aranceles y prácticas proteccionistas del Estado. Con el TLCAN las industrias locales debían competir con las nuevas empresas siendo las primeras las más perjudicadas. Muchas empresas mexicanas quebraron, fueron absorbidas o compradas por las empresas multinacionales con más capital y mejor infraestructura.
            Continuando con las relaciones México-Estados Unidos, se debe advertir una falta de reciprocidad en las importaciones y exportaciones. Si bien México destina casi toda su importación y exportación a Estados Unidos, su vecino del norte cuenta con distintos mercados. En la actualidad se considera a China como el socio comercial de Estados Unidos con mayor crecimiento y relevancia, también se considera a los países de la región económica del MERCOSUR como un socio superior a México para los Estados Unidos. Lo anterior significa una advertencia para la economía mexicana en el sentido de darse su lugar respecto al intercambio comercial con los otros dos países del tratado.[6] Y a pesar de las diferencias mencionadas en cuanto al desarrollo histórico de sus economías, los mandatarios siguen con la esperanza de crear un mercado común en América del Norte al estilo de la Unión Europea, tal como pensó el mandatario mexicano Vicente Fox durante su periodo presidencial (2000-2006). Pero otro obstáculo para dicha integración es el desarrollo político, pues se ha advertido de una centralización del poder y por lo tanto de la economía en México, mientras en Estados Unidos nunca ha existido una hegemonía centralista sobre el resto del país.
Ya se mencionó más arriba sobre la principal amenaza advertida por los opositores al TLCAN en los Estados Unidos: la pérdida de empleos en el sector secundario. Tanto con la firma trilateral, como con otros tratados internacionales, las empresas estadounidenses comenzaron su expansión comercial y su traslado de plantas productivas a otras partes del mundo. América Latina y Asia han sido de los principales destinos de las empresas estadounidenses y transnacionales, pues se puede obtener una mano de obra más barata . Este ensayo no tocará el tema del respeto o seguimiento a los derechos laborales en empresas multinacionales, pero su búsqueda de mercados ha tenido consecuencias para la clase trabajadora de los países más desarrollados. Tal como se esperaba, con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte el desempleo en Estados Unidos subió. Asimismo, el sector más afectado fue el manufacturero, tal como pensaban los detractores del TLCAN. Esta situación debe ser considerada alarmante pues “tan sólo de 1998 a la fecha esa nación ha perdido más de cuatro millones de empleos en el sector manufacturero”.[7]
En cuanto a Canadá, ya se mencionó sobre el inicio de una dependencia económica hacia los Estados Unidos desde el primer tratado firmado por ambos países en 1989. Con el acuerdo trilateral de 1992 se reforzó la relación comercial entre Canadá y Estados Unidos como principales socios. En el caso canadiense se debe hablar de un porcentaje aproximado del 70% del intercambio comercial total destinado a Estados Unidos.[8] A partir de lo anterior se denota una clara dependencia económica de México y Canadá hacia Estados Unidos. Así también como México, Canadá cuenta con otros tratados y acuerdos internacionales, destacando su adherencia a la Commonwealth of Nations encabezada por el Reino Unido. 
Ahora bien, las estadísticas muestran grandes diferencias entre los tres países tanto por la cantidad de población, Producto Interno Bruto y comercio recíproco. Para muestra véase el siguiente cuadro.
Cuadro 1. Donde se muestra el porcentaje asimétrico sobre PIB, población y comercio entre los tres países del TLCAN. Cuadro tomado del artículo de Isabel Studer. “Obstacles to European Model for North America” en Voices of Mexico. Num. 70. January-March 2005. p. 59.

Con el cuadro anterior se denota una clara dependencia comercial de México y Canadá hacia los Estados Unidos. Esto también demostraría la hipótesis de ver a Canadá como un país periférico y no central cuando se habla de las consecuencias del TLCAN. Las asimetrías también aumentan cuando se compara el PIB de Estados Unidos con respecto a sus socios del TLCAN así como los porcentajes de exportación entre los tres países.

Conclusión.
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte ha sido sólo un ejemplo de muchos entre las políticas económicas de finales del siglo XX y comienzos del XXI. Los tratados comerciales de la actualidad han servido también como un ejemplo de comunicación entre los países.[9] Dichas políticas económicas han retomado y actualizado los preceptos del liberalismo clásico del siglo XVIII y en parte han propuesto un sistema de libre competencia para ofrecer un mercado con más opciones para los consumidores. No obstante, el apego a un sistema de libre empresa a dado lugar a la homogeneidad comercial y al surgimiento de monopolios similares a los existentes en los siglos XVIII y XIX hasta la crisis de 1929. Este aparente retorno a viejos esquemas económicos hace pensar también en la llamada “ley del más fuerte” la cual estaría oponiéndose a la razón.
El TLCAN ha pretendido acercar a los tres países de Norteamérica pero debido a sus desiguales desarrollos no se han dado resultados esperados para toda la población. A pesar de ello parece que se ha logrado hacer consciencia en la población de los tres países sobre la cooperación y la interacción económica para el bien de la población en los mismos países y buscar oportunidades de desarrollo en sus vecinos. Del mismo modo las tendencias actuales podrían proporcionar un libre acceso de mercancías, bienes de consumo y personas alrededor del mundo eliminando todo tipo de fronteras. Pero dicho intercambio debería ser regulado para no caer en arbitrariedades, excesos ni concentración de la riqueza en pocas manos.

La presentación utilizada para la ponencia se puede ver en el sitio http://www.slideshare.net/mauriciokfb/anlisis-de-algunas-causas-y-consecuencias-del-tratado-13200344


[1] Cardero, María Elena. (Comp.) Qué ganamos y qué perdimos con el TLC. México: 1996. p. 61. Aquí se refiere a Canadá como un país central dejando solamente a México en la periferia del TLCAN
[2] Carlos Marichal. “obstáculos al desarrollo de los mercados de capital en el México del siglo XIX”. en Stephen Haber (comp.) Como se rezagó la América Latina. México, 1999. p.147.
[3] Marichal. Op. Cit. p.152. Stephen Haber. “Los mercados financieros y el desarrollo industrial. Estudio compartivo de la regulación gubernamental, la innovación financiera y la estructura industrial en Brasil y México. 1840-1930” en Haber. pp. 191, 209. 
[4] Gustavo Vega Cánovas. México-Estados Unidos-Canadá 1991-1992. México. 1993. p.121.
[5] Cardero. Op. Cit.  p. 89.
[6] Bernardo Olmedo Carranza.  “Is Mexico Losing the US and Canada Markets?” Voices of Mexico. No. 70. January-March 2005. pp. 50-53.
[7] Ayala, Gustavo. “Latente una recesión más severa en Estados Unidos.” Gaceta UNAM. 2 de junio de 2008. p.9.
[8] Vega Cánovas. Op. Cit. p. 113.
[9] Cfr. Stefanie Haeger. “Interpreting International treaties. NAFTA: A case study” Voices of Mexico. Num. 70. January-March 2005. pp. 62-63.

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